Me solicitan unas líneas sobre mis vivencias acerca de la creación y necesidad del Colegio desde su creación hasta la fecha.
Mi primera sensación es la de sorpresa. Sorpresa porque no caía en la cuenta y no tenía el recuerdo de que el Colegio hubiera sido creado en ese año de 1967; es más, tenía la sensación de que el Colegio había existido desde tiempo inmemorial, desde mucho antes de esa fecha.
Yo terminé los estudios de la carrera en 1960 y pensaría entonces que era normal tener un Colegio profesional, al estilo de los Colegios de Médicos, de Abogados, de Arquitectos, etc.
Estuve los primeros años de profesión en Lloyd´s Register of Shipping, en Londres y Glasgow y posteriormente en Bilbao, como Inspector de Construcciones y Reparaciones de Buques. Para estas actividades en el Lloyd´s en esa no tenía época la necesidad de estar colegiado ni estuve al corriente de las gestiones / decisiones para la creación del Colegio.
En 1967, el año de la creación del C.O.I.N., estaba ya trabajando en la empresa de ingeniería TECNAVAL, donde estuve más de 18 años y fuí durante mucho tiempo el responsable de firmar los proyectos y estudios técnicos, por lo que naturalmente conocería la creación del C.O.I.N., su necesidad y ventajas. Posteriormente, y después de algunos años en que estuve trabajando en otros sectores, volví a trabajar en esta profesión a través de la empresa NAVYTER y necesité la colegiación.
En mi trayectoria profesional en general siempre, y cuando lo he necesitado, me he sentido integrado en una organización colegial, donde cualquier persona o entidad podía verme registrado y referenciado.
Esta ocasión me da pie para hacer algunas reflexiones (que pueden parecer ahora políticamente incorrectas) acerca de la “titulitis” en España, y de los Colegios Profesionales en Ingeniería.
Estando en el Lloyd´s de Londres en la oficina de aprobación de planos, viví el modo distinto en que se enfocaba allí y en otros países anglosajones la firma de proyectos de buques. En el Reino Unido no se considera competente para firmar unos planos de un proyecto a un ingeniero naval por el sólo hecho de tener un título universitario. En Lloyd´s se revisan los planos que se han sometido a aprobación sin reparar en quién los firma y se hacen las observaciones pertinentes desde el punto de vista de Clasificación de Buque. Además allí lo revisan también en el Board of Trade (Ministerio). De hecho podría firmarlos cualquier persona, aunque en la práctica se exija por parte de las compañías de seguros, ( responsabilidad civil, etc.) la autoría de un técnico que cuente con experiencia demostrable en la materia.
En mi opinión sería deseable considerar la traslación a España del enfoque anglosajón que supone al simple título académico sólo un requisito básico; es decir no debería bastar en España estar colegiado en el C.O.I.N., sino que para adquirir la plena competencia en la profesión el ingeniero debería demostrar sus habilidades y experiencia ante una entidad o Consejo, independiente de la Escuela, previamente acreditado dentro de la especialidad y reconocido por el Estado, adquiriendo la categoría de Ingeniero Naval “Certificado”, de modo similar a un Chartered Naval Architect o Chartered Engineer británico, con evaluación positiva de su experiencia tutorada y de sus habilidades especiales. Esto podría reflejarse en los registros del Colegio de Ingenieros Navales y Oceánicos, para público conocimiento.